Después de ocho años de travesía del desierto parece que se aprecia no muy lejos un oasis. Pero, ¿será un espejismo?
En Barcelona hay actividad, se venden pisos, incluso en determinadas zonas empieza a subir el precio de repercusión del metro cuadrado. Eso sí en su gran mayoría las operaciones de compraventa son de pisos de segunda mano o rehabilitados, las pocas promociones de obra nueva se están vendiendo a precios similares a los del año 2007, pisos de un dormitorio a precios superiores de 200.000 euros y de cuatro dormitorios a precios de escándalo. El problema curiosamente es el de falta de suelo para construir. Pero, en cambio, siguen habiendo pisos vacíos y siguen los desahucios. La banca, la buena y la mala, tiene en propiedad aproximadamente unos 4000 pisos en Barcelona, ocupados, alquilados o vacíos. Qué van a hacer con estos pisos, los cederán para vivienda social, los alquilarán o los venderán, quién sabe. Lo más probable es que los vayan vendiendo y recuperen o incluso superen el capital por el que se lo adueñaron.
Se debe decir que la Administración tiene derecho de tanteo sobre estos pisos. La pregunta es si las entidades públicas deben invertir en inmuebles con dinero público; yo creo que si se compran bien y se gestionan correctamente incluso puede ser rentable, aunque creo que siempre deberían ser destinados a vivienda social. Pero si la banca ha estado «financiada» con dinero público ¿qué necesidad hay de que las administraciones vuelvan a pagar por pisos que supuestamente ya han financiado?, ¿no sería correcto que una parte de la deuda que tiene la banca con la administración la pudieran pagar con pisos en lugar de recibir dinero por ellos nuevamente? Creo que lo lógico es que si la banca se ha adueñado de miles de pisos por impago de hipotecas o créditos y que la deuda y falta de liquidez que le ha generado esta situación ha estado compensada, en parte, con dinero público; lo lógico es que, igual que ellos han hecho y hacen con quién les debe dinero y no les paga, cuando ellos deben también se debería aplicar la misma acción. Es decir, si se adueñan de un piso por un impago de 100.000 euros y el estado ha financiado esa deuda, por lo que deben al estado 100.000 euros, lo lógico es que el estado recibiera el piso en propiedad así las cuentas estarían compensadas. Lo que no me parece bien es que encima tengan el derecho a mercadear y especular con esos bienes. O, quizás, lo que ocurre es que la banca no tiene deudas con el estado, entonces lo que he dicho no tiene sentido.
Está claro que no podemos comparar Barcelona con el resto de municipios de Cataluña, es obvio, lo que pasa es que lo que ocurre en Barcelona es como una onda que se va expandiendo al resto de territorio. Esta onda ya ha llegado a la zona metropolitana, zonas como Hospitalet, Badalona, Cornella, Sant Feliu, Sant Cugat, etc están notando la onda expansiva. La cuestión es si esa onda se convertirá de nuevo en tsunami.
¿Cuándo y cómo llegará a ciudades como Reus y Tarragona? Imposible de saber, pero no tardará demasiado. Este año debería ser de reactivación de la demanda de compra y el próximo de asentamiento, a partir de entonces veremos si la onda se convierte o no en tsunami. Cuando los precios suben por encima de la demanda habrá tsunami, o mejor dicho burbuja. Hoy comprar piso en Reus o en Tarragona no es tarea fácil para el comprador, empezando por la escasa oferta de obra nueva. La oferta de venta de pisos de segunda mano en determinadas zonas de Reus o Tarragona todavía está a precios altos y en otras ni bajando precios se vende. Pero la realidad es que las familias vuelven a interesarse en la compra de un piso, y esto lo se nota en el sector inmobiliario.
La cuestión es que debemos ser conscientes que esta vez sólo dependerá de nosotros, hemos tenido una lección magistral durante demasiado tiempo como para que la ansia nos vuelva a cegar y volver a caer en el abismo. Entonces ya no valdrá eso de que todo ha sido culpa de los bancos o del gobierno, o de Europa, no!, atención!, si eso ocurre ya no habrán excusas; si no aprendemos los culpables seremos nosotros.
No obstante, los que deben regular al sector financiero, si existen, ya sean de aquí o de Europa, deberán ponerse ya a trabajar. La Banca se ha reestructurado por completo, han hecho despidos masivos, se han fusionado, han cerrado cientos o miles de oficinas en toda España, han vendido la gran mayoría de activos tóxicos, han sido financiados con fondos públicos y ahora han descubierto que las comisiones y cobros por servicios son aplicables a acciones tan corrientes, como hacer un ingreso en efectivo en una oficina en cuenta ajena, que antes era impensable pero que ahora cobran. Dan peor servicio que antes y ahora encima lo hemos de pagar.
Con aproximadamente cinco millones de parados parece difícil que el sector de la construcción y la compraventa de vivienda pueda reactivarse, pero sí se está reactivando aunque no de la misma manera en todas partes pero en general sí. No tenemos gobierno central, tenemos nuevo gobierno en Cataluña después de tres meses sin gobierno y la verdad es que a la economía no le pasa nada, al contrario, sigue su camino hacia una evolución que parece empieza a dar números positivos. Los políticos, sean del color que sean, insisten en que la reactivación económica pasa por la reducción del paro; yo diría que la reactivación económica lo que provoca es la reducción del paro, no al revés. Pero ¿cómo lo harán?. Prometen la creación de más de un millón de puestos de trabajo en tiempo casi récord. Pues yo creo que o hacen una nueva «new deal» cosa difícil ya que el estado con la actual deuda pública difícilmente se lo puede permitir o volvemos a la construcción. Así de claro. No creo que haya otra opción de crear empleo rápido que volviendo a la construcción. Una cosa es que eso sea la solución a largo plazo, que creo que no, pero a corto plazo no creo que haya otra solución. La construcción no genera riqueza ni valor añadido a un país pero llena las arcas del estado y aporta trabajo, mucho trabajo. Eso no es malo siempre y cuando seamos capaces de crecer en paralelo con los sectores productivos y de alto valor añadido, pero: ¿seremos capaces de llegar a un equilibrio? ¿les interesa a los políticos tener la paciencia para llegar a este equilibrio?.
Ya veremos.